Llegue a Huaraz porque me dijeron que acá vivía mi prima Patita, una chica a todo dar. Mi tía Fernanda me lo dijo, y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.
Le di un beso en la mejía y le apreté las manos en señal de que lo haría.
Ella estaba por morirse y yo en un plan de prometer todo. "Se llamaba de este modo y de este otro". Me recalco que a Patricia le daría gusto conocerme.
Yo no pude hacer otra cosa sino decirle que así sería; lo vi que cerro sus ojos y observe que sus manos se pusieron frías en ese momento me di cuenta de que ella ya había fallecido.
Me encargo que cuando lo viera a mi prima, le pidiera lo que ella le debía ya que nunca le pagó.
Con lágrimas en los ojos, le dije: te lo prometo tía querida, porqué para mí siempre fuiste como una madre.
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